Tu compromiso con el Camino de Amor-Verdad te conduce a tu Juicio Final. Es el momento en el que se encienden tus Códigos de Merecimiento internos y se produce la alquimia que disuelve tu mentalidad pecadora y activa tu Conciencia Milagrosa. Dejás de sentir culpa y de castigarte por tus supuestos errores. Dejás de percibir carencia y reconocés la perfección divina.
¿Cuál es tu miedo raíz? Tal vez creés que tiene que ver con alguna experiencia externa que te causa inseguridad o que está por fuera de tus límites de comodidad. Puede ser hablar en público, iniciar o terminar una relación, tener tu propio emprendimiento, hacer un deporte de riesgo, viajar solo. En realidad, no le tenés miedo a algo externo, aunque lo veas proyectado en una determinada situación o persona. Lo que se interpone con tu verdadera libertad y te impide trascender todas tus limitaciones es el miedo al compromiso. Tu sistema de pensamientos perdura porque defendés creencias relativas. Estás identificado con la dualidad y le tenés miedo a la Unidad.
Esta última etapa del año te ofrece sintonizarte con la Conciencia de la Era Iluminada y cosechar los frutos de todo lo que expandiste interiormente. Durante estos meses podés conectarte con la dicha y dejar de creer que vas a realizarte por medio del esfuerzo o de la imposición (obligaciones, inclusive espirituales). Tu autorrealización ocurre espontáneamente cuando te estabilizás en una vibración de gratitud, apreciación y entusiasmo.
Te comparto 7 claves para facilitar tu transición a la Unidad y para que te animes a responder el llamado planetario que te invita a neutralizar tu NO interno para descubrir qué existe del otro lado del velo, es decir qué es posible cuando soltás todos tus miedos y vivís en un estado de amor permanente.
2020 es un año fundacional; sienta las bases para la Experiencia Nueva Tierra. Impulsa una transformación radical en la conciencia colectiva de la Humanidad. Estamos siendo llamados a dar un salto cuántico para recibir todas las bendiciones de esta línea de tiempo ascendida.
Para completar esta transición es vital que cada Ser acepte su Plan de Vida. Muchas personas tienen miedo de contestar este llamado porque están apegadas a su vida tradicional. Sienten que al expandirse tienen que proteger esa versión y que su seguridad se ve amenazada. Sin embargo, esa estructura tiene que sacudirse para poder encontrar estabilidad verdadera. Todo lo que la Conciencia Superior pretende hacer es remover lo que no es auténtico en tu vida para que puedas pararte en tierra firme. Por lo tanto, tu expansión va a involucrar constantes purificaciones, es decir oportunidades para desafiar tu falso bienestar y aceptar la transformación que trae el Amor-Verdad.
La Paz Interior se despliega cuando podés conectarte con la Perfección Divina; cuando te disponés a verla y a escucharla; cuando te rendís a ella. Fuiste bendecido con el don del Libre Albedrío, lo cual significa que tenés el derecho y el poder de elegir cómo conducir tu energía vital. Podés dirigirla hacia la realidad que querés materializar. Tu energía construye tu mundo interno y este genera tu realidad externa. ¿A dónde estás dirigiendo tu energía?
Tradicionalmente se ha entendido a la salud como opuesta a la enfermedad física, mental o emocional. Sin embargo, sanar significa completar, es decir reunificar aspectos que están fragmentados. La Conciencia del Nuevo Humano está unificada; no está sujeta a una realidad dual, no experimenta polaridades y no está separada de la Divinidad. La salud es la base de tu autorrealización porque TODO surge del uso consciente de tu energía vital.
El principal capital de La Nueva Humanidad es la maestría energética.
¡Brillá! La falsa humildad inhibe tu poder realizador, el autorreconocimiento lo impulsa. Aprendiste, a veces explícita y, en su mayor parte, implícitamente, a no valorar quien sos, lo que equivale a no conocerte profunda y completamente. Te conduce a experimentar un autodesprecio creciente y, entonces, no solo fomentás el desprecio en tu vida, sino que también validás la falta de autenticidad en tus relaciones y sobre todo con vos mismo. El conformismo, la complacencia, la transigencia, el hábito de ¨quedar bien¨ y de cuidar tu imagen social se naturalizan en tus intercambios y se apaga tu luz.
A veces tenemos la ilusión de ser ''más puros'' porque leemos, escuchamos o hablamos de espiritualidad o de la evolución del Ser humano y creemos que tener conocimientos espirituales y estar de acuerdo con ellos nos vuelve íntegros. Sin embargo, cuando observamos situaciones de nuestra vida cotidiana verificamos que hay incoherencias y las minimizamos o las justificamos, naturalizándolas como parte de la vida humana. Si bien somos humanos tenemos libre albedrío, ¡podemos elegir! ¡Subestimamos y menospreciamos este regalo! Al negar esos “detalles” se perpetúan.
Sólo vos podés comprometerte con la mayor realización de tu vida y no tiene que ver con lograr algo externo. ¡Es un estado que despertás dentro tuyo cuando recordás tu anhelo más profundo! Requiere mucho coraje, amor propio, autorreconocimiento, autenticidad y alta fidelidad… a vos mismo.
Vivir la Nueva Tierra significa activar dentro nuestro un estado de libertad inimaginable para la mente; la libertad de ser naturalmente quien, en Verdad, sos. Este estado de conciencia emerge al dejar de estar gobernados por la mente condicionada que está repleta de programaciones, creencias y pensamientos limitantes. Es decir, de miedos originados desde una percepción amenazante acerca de la existencia y de estrategias de supervivencia básica. Desde esta perspectiva, las circunstancias externas se convierten en nuestros referentes predominantes.
La Nueva Tierra implica dejar atrás la dualidad interna al soltar la dependencia de lo externo.
La llave a una vida abundante es tan simple y aparentemente pequeña como el gesto de agradecer. Es un gran secreto poco reconocido porque lo desestimamos. Muchas veces agradecemos por obligación, por ''educación'', influenciados por el ''deber ser'' y, por lo tanto, este acto pierde su real, profundo y verdadero sentido.
Cuando podemos detenernos a valorar nuestro camino recorrido en conciencia y percibimos con alegría y gratitud la gran distancia que hay entre nuestra versión pasada y la presente, podemos afirmar, con total certeza, que lo que ocurrió en ese lapso, fundamentalmente, estuvo dedicado a amarnos más.